Viviré en tu memoria - Capítulo 8
***
Abrió
sus ojos con dificultad debido a la molestia que le producía la luz. Observó su
alrededor, estaba en una de las salas privadas del hospital, tenía una vía
conectada a una de las venas de su brazo y una cánula nasal le estaba ayudando
con la tarea de respirar.
Recuerda
haberle dicho al interno que se iría a descansar, después de eso todo se había
vuelto confusión y oscuridad. Suspiró con cansancio e intentó incorporarse, no
tuvo éxito, tenía una sensación de malestar prácticamente en todo el cuerpo y maldijo
al sentir que su brazo cedía ante su peso.
—¿Qué
mierda estás haciendo? —siguió el sonido de la voz y se encontró con la Dra.
Kureha entrando a la habitación—, te golpearé si te veo tratando de salir de
esa camilla de nuevo —volvió a su posición inicial sin rechistar—. ¿Cómo te
sientes?, digo, sé que te sientes mal, pero si lo pusieras en una escala de 1 a
10 según tu percepción del dolor, ¿Dónde estarías?
Meditó
unos segundos antes de responder —Un 7… tal vez un 8. ¿Tiene información para
mí?
Kureha
se acercó y revisó sus signos antes de responder —Te repitieron los exámenes de
sangre, pésimos resultados, mucho peores que los de la semana pasada. Fui al
laboratorio para ver cómo iban los análisis y ya tengo la confirmación de tu
diagnóstico, aún faltan unas pruebas que deben realizar, pero ya es un hecho
que tienes leucemia.
Law
suspiró y se recargó en la camilla —Bueno, en realidad, ya lo sabíamos…—, dijo
con desgano. Kureha le miró con seriedad.
—Si
te estabilizas durante el día, mañana iniciaremos tu terapia. No queremos que
esta mierda agresiva siga avanzando. ¿Estás de acuerdo? —respiró lo más
profundo que pudo y asintió—, bien.
Miró
hacia la ventana y notó que en el sillón que estaba a un costado de su cama se
encontraba la chaqueta de Kid, sintió algo de culpa y antes de hacer la
pregunta Kureha respondió —Chopper acaba de enviar a tu novio a comer algo.
Llegó sobre las cinco de la mañana y ha estado contigo desde entonces.
—¿Qué
hora es?
—Dentro
de cinco minutos serán las dos de la tarde. Pediré que te traigan una comida
liviana. Y comerás, a menos que quieras que te meta una sonda por el trasero —no
se atrevió a rebatir las indicaciones de la doctora, nadie en su sano juicio lo
haría.
—Dra.
—Kureha le miró desde la puerta—, gracias —dijo con un amago de sonrisa y ella
asintió.
Unos
minutos después Kid entró por la puerta sosteniendo una botella de agua, se
veía decaído, pero al notar que Law estaba despierto automáticamente sonrió y
apresuró el paso para llegar a su lado.
Acarició
su mejilla y le dio un casto beso en los labios —Lo siento, te hice pasar un
mal rato—, se disculpó y Kid negó con su cabeza.
—No
importa, ¿Cómo te sientes?
—La
verdad, nunca antes me había sentido tan mal —Kid curvó sus labios en una mueca
de tristeza y acarició nuevamente su mejilla—, Kureha dice que, si logran
estabilizarme hoy, mañana iniciaré la terapia.
—Estarás
bien, vamos a salir de esta —juntó sus frentes y cerró los ojos—, eres más
fuerte que esto —se separó unos centímetros y le miró a los ojos—, Dime que
pelearás con todo contra esta maldita enfermedad, que harás todo lo que esté en
tus manos para mejorar.
—Mientras
estés a mi lado pelearé contra lo que sea —dijo con sus ojos humedecidos. Kid
le sonrió conmovido por sus palabras, frunció los labios y parpadeó varias veces
para evitar llorar. No tuvo mucho éxito.
La
atmosfera que se había formado entre ellos se rompió con un par de golpes en la
puerta. Kid se secó las lágrimas con la manga de su camisa y rodeó la camilla
para ganarse al lado de la ventana —Perdón por interrumpir, Dr. Trafalgar, le
he traído su comida.
Asintió
dándole permiso para ingresar y la chica puso la bandeja sobre la mesa lateral,
acomodándola para que quedara a una altura cómoda.
—Em…
Dr. —Law le miró con atención— la Dra. Kureha dice que, por favor, coma lo que
más pueda —él se carcajeó despacio.
—Gracias
Samantha. Estoy seguro de que no lo dijo con palabras tan amables.
—No…
no lo hizo —sonrió—. Bueno, volveré más tarde, con su permiso —dijo con
cortesía y se retiró.
Miró
la comida con algo de aprensión —no se ve mal—, dijo Kid para luego sentarse en
el sillón —esa doctora me agrada.
—¿Kureha?
—Sí,
es agradable.
—S…sí,
supongo que a su manera lo es —sonrió y tomó la cuchara para comenzar a comer
sin mucho ánimo.
***
Kid
estuvo con él todo lo que restaba de ese día, salió de esa habitación 3 veces,
dos para ir por algo de comer y una para la ronda médica de la tarde.
—Ya
son las 8, debes irte —le habló Law con un tono suave.
—No
quiero dejarte solo —respondió frunciendo los labios.
—No
estaré solo, aquí está lleno de gente que conozco. Bepo y Penguin tienen turno
de noche, dijeron vendrán a verme en sus ratos libres, así que ve tranquilo
—agregó con una sutil sonrisa—, diría que me preocupa que pases solo la noche,
pero estás acostumbrado.
—Por
una o dos… ahora serán muchas noches sin ti —Law hizo una mueca con sus labios.
—Oh
vamos, sólo será una semana y regresaré a casa —tomó su mano y entrelazó sus
dedos—. Después tendré que regresar por unas semanas más.
—Cuatro
semanas más según la Dra. Te harán de nuevo ese examen en la cadera y
dependiendo del resultado se verán las opciones….
—Exacto,
y si funciona…
—Funcionará
—interrumpió Kid y Law sonrió.
—Ok,
funcionará, encontraremos un donante y me harán un trasplante, y en el caso hipotético
de que no lo haga —Kid iba a interrumpirle, pero antes de que lo hiciera Law le
detuvo y continuó—. Hay que ponerse en todos los escenarios. En el caso
hipotético de que no funcione, tendrán que hacerme un tratamiento un poco más
agresivo y aplazaremos lo del trasplante. Eso es todo —Kid suspiró y asintió
con pesar.
—Estás
bien, pero hay que pensar positivo ¿sí? —Law asintió—, pórtate bien y se un
chico fuerte —acarició su mejilla y besó su frente—, vendré a verte mañana…
—Cuando
salgas del trabajo, lo sé. Estaré esperándote —juntaron sus narices de forma
juguetona y se besaron suavemente en los labios—. Hasta mañana.
—Hasta
mañana.
Kid
dio un último vistazo hacia atrás y salió de la habitación. Law suspiró y se
recargó en la camilla. Era terrible no tener nada que hacer. Kid le llevaría algunos
libros para que se entretuviera, pero eso sería hasta el día siguiente y él ya
comenzaba a detestar el sonido del segundero de ese maldito reloj de pared.
Estaba
a punto de intentar lanzarle algo cuando Marco entró por la puerta —¿Cómo
estás?
—Aburrido.
¿Puedo pedirte un favor? —Marco le dijo que sí, siempre y cuando estuviera
dentro de sus posibilidades—, ¿Puedes quitar ese maldito reloj de la pared? Me
está volviendo loco —Marco tomó el reloj y le quitó la batería —Gracias.
—De
nada —volvió a poner el reloj en su lugar—, Kid dijo que pasaría a dejarte unos
libros en la mañana.
—Sí.
Él es tan atento… —dijo sin poder evitar sonreír—, ahora sólo me queda pensar
en cómo pasar esta noche.
—Durmiendo
—Law le miró con su habitual ceño fruncido—, ¿Qué parte del descanso tu no
entiendes? —Bufó con fastidio—, es en serio, Law.
—Lo
sé… lo sé, es solo que…
—¿Qué?
—No
puedo dormir ¿ok?
—Explícate
—Pidió para luego apoyarse en uno de los muebles de la habitación.
—Me
está costando mucho poder conciliar el sueño —Marco le pidió que se explayara
un poco más—. Durante toda la semana, solo he dormido por lapsos cortos de
tiempo. En la noche me acuesto, duermo por una hora, quizás menos, a veces me
levanto a tomar un vaso de leche o a leer algo para ver si me baja sueño de
nuevo. O si no, me quedo dando vueltas en la cama sin poder volver a dormir
hasta la madrugada —se tomó un respiro—. Durante el día caigo dormido por el
cansancio, pero siento que no descanso nada.
—Deberías
haberme dicho eso antes. Y estoy seguro de que Kid no lo sabe o él ya me lo
hubiera contado.
—No
quiero que se preocupe más, ya es demasiada la carga que tiene como para darle
más problemas. Él también tiene responsabilidades, y si le dijera que en la
noche no puedo dormir entonces él tampoco lo haría por estar pendiente de mí
—suspiró—, tengo sueño todo el día, pero no logro dormir, y es… irritante.
—Necesitas
dejar de pensar. Tu cerebro no para de trabajar, eso es un problema —Marco sacó
su tableta y comenzó a buscar algo de información—. He agregado un sedante
suave que no tiene contraindicaciones a tu tratamiento. Lo tomarás y veremos cómo
pasas la noche.
—No
me gusta del todo la idea, pero está bien.
***
Bepo
y Penguin le visitaron a eso de las 10 de la noche, Bepo le llevó unos
audífonos bluetooth y una novela policial. Penguin por otro lado le llevó un
libro de crucigramas con alguno que otro juego de números y letras.
Les
agradeció el detalle y comenzaron a conversar. Penguin les comentó que estaba
comenzando a salir con Ikkaku, una agradable chica de recursos humanos, le
desearon suerte, “la necesitarás” agregó Law.
Bepo
les informó que el pequeño Zepo, llamado así en honor a su hermano mayor,
quería temática de superhéroes para su cumpleaños.
—Es
verdad, solo faltan 3 semanas —hizo los cálculos, notó que no podría estar
presente y bufó algo desanimado, por primera vez se perdería el cumpleaños de
ese niño. Bepo era padre soltero, y él siempre había sido el que le había
ayudado a preparar las fiestas de cumpleaños de Zepo.
—Ey
—le llamó— Zep ama a su padrino, y entenderá que no esté en su cumpleaños este
año —dijo Bepo al notar su abatimiento. Law asintió y se talló los ojos con las
manos. Los sedantes que le indicó Marco ya estaban haciendo efecto y sentía
como sus parpados se le hacían cada vez más pesados.
Conversaron
por otro par de minutos, hasta que Penguin decidió dar por terminada la visita
para que pudiera descansar. Bepo le adaptó la camilla para que estuviera más
cómodo y se despidieron indicando que volverían de vez en cuando durante la
noche. Les dio una sonrisa al verlos salir por la puerta, cerró sus ojos y se
quedó dormido.
***
Al
día siguiente fue trasladado a una habitación con aislación especial, ya que,
el tratamiento debía realizarse en un “ambiente protegido”, para evitar que
cualquier posible infección entrara en su sistema, por lo que, cualquiera que
entrara en esa sala, debía pasar primero por un proceso de esterilización. Lo
mismo con todas las cosas que entraran a esa sala.
Fue
grato ver que sus libros, portátil y teléfono ya se encontraban ahí. Todo había
sido limpiado con rigurosidad y dejado pulcramente ordenado sobre la mesa
auxiliar.
Los
mareos y las náuseas eran mucho más fuertes ahora que había iniciado el
tratamiento. Sin duda era algo horrible, pero le aliviaba saber que aún podía
ver a Kid un par de horas durante la tarde, lamentablemente no podían tener
ningún tipo de contacto directo.
Así
había pasado los primeros días, ya había terminado uno de sus libros y le
quedaban unas cuantas hojas libres en el libro de crucigramas, que resultó ser
casi terapéutico. Los medicamentos en su sistema le exigían más horas de sueño,
por lo que el problema para conciliarlo se había ido, no así las pesadillas que
seguían despertándole cada cierto tiempo.
Abrió
los ojos algo sobresaltado y comenzó a toser, pusieron delante de él una chata,
a la que se aferró para dejar salir parte del poco contenido que quedaba en su
estómago. Sintió como le sobaban la espalda, y cuando volvió a respirar con
algo de normalidad le entregaron un vaso de agua junto una toalla de papel para
que se enjuagara la boca.
—¿Mejor?
—alzó la vista y se encontró con los ojos preocupados de Kid.
—Ya
estás aquí… —dijo notablemente afectado, cerró los ojos y al hacerlo una
lágrima rodó por su mejilla.
—Claro
que estoy aquí, ¿tuviste un mal sueño? —Law asintió y Kid le abrazó con
cuidado. Apoyó la cabeza en su hombro y Kid le acarició el cabello, que a esa
altura se encontraba lo suficientemente debilitado como para comenzar a caer
con facilidad.
Kid
suspiró al notarlo y le abrazó con un poquito más de fuerza —Siento tantas
ganas de besarte—, dijo Law apoyado en su hombro.
—Y
yo. Pero no puedo quitarme la mascarilla si quiero estar aquí —se separaron y
se miraron a los ojos—, tu cabello está comenzando a caer —dijo apartando con
cuidado el flequillo de su frente.
—Mañana
en la mañana van a cortarlo —sonrió con resignación.
—Volverá
a crecer cuando termines tu tratamiento —Law asintió.
—Sí,
no es algo que me importe realmente —tomó la mano de Kid y entrelazó sus
dedos—. Ni siquiera puedo sentir tu piel con esos guantes —Kid sonrió con
resignación detrás de la mascarilla. Ya llevaba una semana sin sentir su piel,
solo tocándole lo justo y necesario, siempre con guantes.
—Cuando
salgamos de esto nos iremos de vacaciones. Saldremos de viaje por dos meses
enteros —soltó con entusiasmo.
—¿Ah
sí?
—Sí,
estaba pensando que podríamos tomar un crucero. ¿Qué opinas?
—Me
encanta la idea —admitió sintiéndose feliz al ver los ojos emocionados de su
prometido.
Sin
perder tiempo, porque las visitas eran —a su parecer— demasiado cortas, tomaron
el portátil y comenzaron a buscar los lugares que podrían visitar, y los
posibles cruceros que podrían tomar.
***
La
primera semana de tratamiento intensivo pasó. Estaba feliz al saber que saldría
del hospital por unos días. En casa, Bepo y Marco, ayudaron a Kid a organizar
todo para que Law continuara en un entorno seguro. Y le advirtieron que en caso
de cualquier complicación debía llevarle de inmediato al hospital.
Penguin
se encargó de que el nutriólogo le armara un plan de alimentación detallado y
Shachi, como su “kinesiólogo personal” le hizo un programa de ejercicios que
debería seguir en casa. Iban a entregarle ambos programas a Law, pero Marco
impidió que llegaran a sus manos y se los entregó a Kid. —Es más seguro que
siga las indicaciones si es Kid quien queda a cargo.
—Eso
es cierto —dijeron ambos al mismo tiempo.
—Vaya
amigos que me gasto —respondió Law ofendido por la falta de confianza y Kid no
pudo evitar reír, les agradeció la ayuda y Law les levantó el dedo de en medio
como despedida mientras se alejaban.
***
Al
llegar a casa, Kid le ayudó a acomodarse en la cama, echaba de menos su colchón
y sus mullidos almohadones, pero por sobre todo echaba de menos recostarse al
lado de Kid.
Y
esa noche, después de varias semanas, al fin pudo sentir su calor. No hicieron
nada más que abrazarse, Law no tenía las fuerzas suficientes, ni las ganas,
como para hacer algo más, los medicamentos también adormecían su lívido. Y Kid,
por su parte, no quería por nada del mundo que su moreno se sintiera peor.
Pasaron
una tarde tranquila, aprovecharon de ver unos capítulos de la serie que había
quedado inconclusa debido a lo abrupto que fue el inicio de tratamiento de Law,
quien, sin darse cuenta se quedó dormido apoyado en el pecho del pelirrojo.
Kid
apagó el televisor, cerró los ojos y notó como una sensación de relajo se iba
expandiendo por todo su cuerpo, no había reparado en lo tenso que estaba hasta
ahora. Tener a Law entre sus brazos y oír su acompasada respiración junto al
sonido que producían las campanillas en la ventana era, sin duda, una de las
cosas que más le gustaba, y disfrutaría de cada segundo.
Había
pensado en tomarse la semana de baja para cuidarle, pero Law le dijo que no lo
hiciera “no puedes quedarte a cuidarme cada vez que salga del hospital, no es
correcto”, había argumentado el médico, que no cambió de opinión a pesar de sus
constantes suplicas. Pero si había accedido a contratar a una persona que le
ayudara mientras Kid estuviera en su trabajo.
El
fin de semana pasó rápido, Kid siguió al pie de la letra las instrucciones que
le dieron los chicos en el hospital, alimentación equilibrada y ejercicios
suaves.
El
domingo en la tarde, en medio de la cena, Kid le informó que ya había
encontrado a la persona perfecta para hacerle compañía durante la semana.
—Genial,
pero, ¿no crees que deberías presentármela primero?
—Oh,
pero ya le conoces.
—¿Quién
es?
—Maggi
—Law le miró con incredulidad—, piénsalo, vive aquí mismo, tiene tiempo libre y
es muy dedicada.
—Hará
todo lo que le digas y te contará con lujo de detalle todo lo que yo haga o
deje de hacer durante el día.
—¡Exacto!
No puedo pensar en nadie mejor —dijo con una radiante sonrisa.
—Es
tu venganza, ¿verdad?
—Oh
amor, cómo se te ocurre pensar que yo me vengaría de ti de alguna forma —dijo
llevándose la mano al pecho, haciéndose el ofendido. Law le miró alzando una
ceja—. Te divertirás con ella, ya lo verás.
—Si,
claro, será fantástico —dijo con sarcasmo.
—Me
alegra que te guste la idea.
Detestaba
la idea, era la peor idea que Kid había tenido jamás, pero fue él quien
insistió en que no se tomara la baja porque no quería sentirse como una carga.
Así que, con resignación y una dificultosa sonrisa, recibió a la mujer a la
mañana siguiente.
Al
principio el ambiente entre ambos fue algo tenso, pero al pasar el tiempo, Law
descubrió que Maggi realmente no era una mala persona. Sí, tenía ese defecto de
querer opinar de la vida de los demás, pero en el fondo, se dio cuenta de que
era porque la mujer se sentía algo sola. Su esposo había fallecido muy joven, y
su única hija se había marchado de casa al terminar la universidad, visitándole
muy de vez en cuando.
Ella
por su parte, se dio cuenta de que Law no era un delincuente, a pesar de esos
horribles tatuajes. Era un buen chico, que realmente se preocupaba por Kid y
que jamás le sería infiel como ella pensó en un comienzo. También tuvo tiempo
de conocer un poco a los amigos del cirujano, principalmente a Luffy, Bepo, y Penguin,
que le visitaron con mayor regularidad.
Los
días pasaron y su relación fue mejorando poco a poco. Al finalizar la semana ya
se hablaban de tú a tú y comentaban la telenovela que Maggi solía poner a la
hora del almuerzo.
El
día Lunes en la mañana, antes de regresar al hospital para su segundo ciclo,
ella se acercó al departamento y le deseó suerte, indicándole, además, que
esperaba comentar la telenovela con él cuando regresara. Law le prometió que
vería los capítulos a la hora de almuerzo sin falta cada día, le dio un abrazo
y se marchó con Kid.
—Te
dije que era buena —agregó Kid cuando subieron al auto y Law sonrió dándole la
razón.
Continuará…>>




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