Cuestión de orgullo - Capítulo 3
***
Luffy tomó asiento, apoyó su cabeza sobre la mesa y soltó un
sonoro suspiro ante la atónita mirada de Sanji, quien no podía creer que el
capitán hubiera entrado a su cocina de forma tan civilizada. Demás está decir
que las alarmas del cocinero se dispararon de forma inmediata, dejando de lado lo
que hacía para acercarse a su capitán.
—¿Está todo bien? —Luffy le miró y soltó otro suspiro—, ¿Algo de
comer?
—No tengo hambre… —Sanji se congeló en su sitio un segundo, y al
próximo corrió hacia la cubierta.
—¡Chopper! —gritó con fuerza—, ¡Chopper, es una emergencia!
El joven médico salió rápidamente de su consulta, botiquín en mano
y la preocupación reflejándose en su rostro, “¿Qué pasó, Sanji?”, preguntó con
premura.
—¡Es Luffy!
—¿Qué le pasó? —preguntó Nami también con preocupación.
—Él, él ha dicho que no tiene hambre.
—¿Luffy ha dicho que no tiene hambre? —preguntó Zoro sin poder
creer del todo las palabras del cocinero—, ¿seguro escuchaste bien?
—¡Por supuesto que he oído bien, estúpido Marimo! —Chopper meditó
un momento la información y les pidió a sus compañeros que estuvieran
tranquilos y esperaran, él se encargaría de todo, pero tenían prohibido entrar
a la cocina hasta que él dijera lo contrario. Todos asintieron y se quedaron a
esperar.
Chopper entró a la cocina y dejó sus implementos sobre la mesa —Le
has dado un gran susto a Sanji.
—Mmmm…
—¿Tiene que ver con Torao? —Luffy asintió sin despegar su cabeza
de la mesa—, ¿puedes contarme qué ocurrió?
Luffy respiró, enderezó su postura y comenzó a exponer la
situación. A grandes rasgos le contó lo que había sido el día anterior, la
salida al pueblo que habían tenido esa mañana y la forma en que habían
terminado en su camarote. Le explicó lo que Law le había dicho el día anterior
respecto a la mordida y lo mal que le sentaba la idea de hacerlo.
—Él no quiere que lo haga, y yo tampoco quiero hacerlo —dijo con
una seriedad poco común en él—. Siento que si lo hago le arrebataré parte de su
libertad… ¿Cómo podría vivir con eso?
Chopper asintió comprendiendo a lo que se refería Luffy. Él vivía
para ser la persona más libre del mundo, y a lo largo de su historia se había
dedicado a ayudar a aquellos que querían ser libres y no podían lograrlo por
cuenta propia. ¿Cómo entonces podría él quitarle esa libertad a la persona que
más amaba en el mundo? Porque sí, Luffy amaba a Law, y si aceptarlo le había
parecido complicado, esto lo era aún más.
—¿Dónde está ahora?
—En mi habitación, dormido… —respondió y luego frunció el ceño—.
Estábamos en un bar, un tipo comenzó a molestarle mientras yo no estaba cerca,
me enojé, golpeé al sujeto, Torao me recriminó haberme metido en su pelea,
luego me tomó de la mano, activó su poder para traernos aquí y después…,
después… —guardó silencio, recordando lo que había ocurrido después—. Está
agotado, el esfuerzo fue demasiado para él.
—¿Está bien? —preguntó Chopper con algo de preocupación debido a
esa última información.
—Sí, dijo que sólo necesitaba descansar —respondió volviendo a apoyar
la cabeza sobre la mesa—. ¿Qué se supone que deba hacer?
—Lo que ya estás haciendo —Luffy le miró confundido ¿qué se supone
que estaba haciendo?, se preguntó, y Chopper, al notar que Luffy no entendía de
qué estaba hablando, le dio una sonrisa—. A pesar de que quizá no te des
cuenta, tú comprendes lo que pasa por su cabeza, entiendes como se siente y permaneces
a su lado sin agobiarle. Estás haciendo bien al dejar que sea Torao quien
decida. Lo importante es, que sigas ahí para él, sin importar cual sea la
decisión que tome al final.
Luffy asintió y volvió a enderezarse —Gracias, Chopper.
—No creas que porque me agradeces voy a ser feliz, idiota
—respondió el joven doctor un tanto avergonzado y se puso de pie—. Iré por
Sanji, Torao necesitará comer algo nutritivo cuando despierte.
***
Law abrió sus ojos con algo de pereza, aún sentía su cuerpo algo
cansado, se estiró un poco y volvió a acurrucarse entre las mantas. Conocía esa
habitación casi tan bien como la suya, había perdido la cuenta de la cantidad
de veces que había despertado en esa cama, pero se sentía extraño hacerlo y que
el dueño no estuviera a su lado. ¿Cuánto tiempo llevaba durmiendo?
Miró hacia la ventanilla y pudo ver como el viento mecía las copas
de los árboles que adoraban el borde de la isla, el cielo estaba rojizo y ya se
podían ver las primeras estrellas de la tarde. Frunció el ceño, recordando que
se había quedado dormido casi al instante después de terminar su sesión con
Luffy. Se sentó, echó las mantas hacia atrás y se sorprendió al notar que su
cuerpo estaba limpio.
Segundos más tarde la puerta del camarote se abrió y Luffy entró
con una bandeja rebosante de comida.
—Genial, ya despertaste —dijo el joven capitán con una gran
sonrisa.
—Mugiwara-ya…
—¿Cómo te sientes? —preguntó al tiempo que dejaba la bandeja sobre
la mesa de noche.
—Bien, con algo de sueño aún —miró la bandeja— ¿tu bocadillo de la
tarde? —preguntó algo divertido al pensar que quizá eso sería poco como
bocadillo para él.
—No, es tu cena. Sanji preparó tus platos favoritos —Tomó asiento
al borde de la cama—, Chopper me dijo que debía dejarte descansar, por eso no
te desperté antes. Pero le avisé a tu tripulación que estabas aquí para que no
se preocuparan…, de hecho… —se escuchó un estruendo seguido de varias risas.
—¿Están aquí? —preguntó sorprendido.
—Sí. Cambiamos el Sunny de lugar para quedar más cerca mientras
dormías. Tienen una gran fiesta allá arriba… ¿Quieres ir?
—Creo que primero comeré algo, y tomaré un baño.
—Oh, sí, traté de limpiarte un poco, no sé si lo hice bien… —Las
mejillas de Law se tiñeron de rosa al tiempo que desviaba la mirada y agradecía
el gesto que había tenido Luffy.
Cuando se conocieron Law le sacaba 16 cm de altura, ahora seguía
siendo más alto, pero la diferencia había disminuido considerablemente, sin
contar con que el menor tenía un cuerpo mucho más musculoso que él, aun así,
seguía manteniendo su sonrisa fácil y ese aire jovial que le caracterizaba. Y
eso le encantaba.
Despejó un poco su cabeza, acortó la distancia que había entre
ellos, y deposito un suave beso en sus labios —Gracias, Mugiwara-ya.
Después de comer y darse una ducha, ambos capitanes salieron a
cubierta para compartir con sus compañeros. La noche estaba mucho más fresca
que la anterior, pero entre todo el jolgorio, no se notaba.
La postal que vieron al salir no era desconocida. Todos sus
compañeros divirtiéndose entre risas, haciendo competencias tontas, brindando
por cualquier cosa y compartiendo historias. Esos eran sin duda los momentos
que más atesoraban.
Se sumaron a la celebración y disfrutaron junto a sus compañeros,
no se salvaron de las bromas respecto a su romance, eso era algo que nunca
faltaba. A Law, al principio solía molestarle, pero, de a poco, se fue
relajando al respecto. Luffy, por otro lado, bromeaba junto con los demás, y en
más de una ocasión había terminado también riéndose de él a todo pulmón.
***
Observar las estrellas era algo que no hacía muy a menudo,
principalmente porque pasaban gran parte de su tiempo sumergidos. Pero cuando
la noche estaba tan clara era un desperdicio no aprovechar.
Ya habían pasado varios minutos desde que se había escabullido de
forma silenciosa para pasar un rato a solas.
Necesitaba aclarar todas esas cosas que seguían dando vueltas en
su cabeza y que no le permitían divertirse completamente.
—¿Capitán? —escuchó decir a Bepo a sus espaldas. No era como que
estuviera escondido, estaba sentado en un risco cercano, sus pies colgaban por
la orilla y se apoyaba hacia atrás con sus brazos. Observó a Bepo y volvió a
clavar su vista en el horizonte.
—¿Qué ocurre?
—Eso quisiera saber. Actúas algo extraño —declaró sentándose a su
lado.
—No es nada —Bepo le miró con algo de tristeza—. Ah, maldición,
detesto que seas tan adorable —se rindió ante la mirada de su amigo y respiró
profundo—. Tengo un problema y no sé qué hacer.
—Te escucho.
Con calma le relató lo que había hablado con Chopper el día
anterior, y como había sobrellevado las cosas, no muy bien a su parecer. También
le contó lo que había ocurrido durante ese día, claro, no le dio detalles de los
fogosos encuentros que tuvo con Luffy, eso era privado.
—Necesito que me marque, pero no puedo dejar que lo haga —Miró a
su amigo con algo de culpa.
—¿Por qué?
—¿Por qué…? —Bepo asintió—. Ya sabes que detesto la idea de
depender de alguien más.
—Entonces, me dices que no quieres unirte por completo a la
persona que amas…, ¿por orgullo?
—¿Qué? No, no es orgullo… —Bepo le miró con incredulidad—. Tal
vez…
—Yo creo que te estás mintiendo a ti mismo —concluyó Bepo
mirándole con una sutil sonrisa. Law se impulsó un poco hacia adelante, frunció
el ceño, apoyó sus codos sobre sus rodillas y miró sus manos como si fueran lo
más interesante que había visto en su vida.
Bepo continuó observándole en silencio por un par de minutos
—¿Vuelvo a preguntar el por qué? —Law pasó saliva y agachó la cabeza—, ¿Law?
—No quiero que se sienta amarrado… —comenzó con calma—, Mugiwara…
Luffy, él…, él es un hombre libre, y sí, tenemos una relación desde hace
algunos años… pero nada asegura que él quiera estar para toda la vida conmigo.
—Law…
—Sé que me ama, pero si hay algo que él ama más que a todo lo que
hay en este mundo, es su libertad. Y no puedo, Bepo, no puedo porque, el solo hecho
de pensar que podría llegar el día en que sienta que yo soy una traba en su
camino, el día en que quiera irse y no pueda por un estúpido compromiso…
—¿Has hablado de esto con él?
—Claro que no.
—Pues creo que tendrás que hacerlo ahora —Law abrió sus ojos con
sorpresa y miró rápidamente hacia atrás.
Luffy estaba de pie mirándole con una expresión que no lograba
descifrar del todo. Bepo por su parte, se puso de pie y caminó de regreso, “nuevamente
lo dejo en tus manos”, dijo al pasar por el lado de Luffy y se perdió camino
abajo por el sendero que lo llevaría hasta la costa.
Luffy observó a Bepo marcharse y volvió la mirada hacia Law. Le
dio una sonrisa y se acercó al risco, se sentó a su lado y observó el
horizonte, realmente la vista era magnifica, las estrellas y la luna brillando
en lo alto, reflejándose en el mar, que se mecía suavemente a lo lejos y rompía
con fuerza contra las rocas humedeciendo la brisa.
—¿Escuchaste?
—¿Qué cosa? —Law le miró con algo de reproche—. No te enojes…, no
sé muy bien lo que escuché. Pero, si es algo que debo saber, entonces esperaré
a que quieras decírmelo.
—No quiero hacerlo.
—Está bien —concedió con una sonrisa—. Pero yo si necesito decirte
algo —Law asintió y le observó atento, Luffy devolvió su vista al océano y
soltó un suspiro—. Law, yo… yo no quiero marcarte —El capitán de los Piratas
Heart sintió esa declaración como un valde de agua fría, desvió la mirada hacia
otro lado y trató de mantener la compostura, mientras sentía como su pulso se
disparaba, era como si el lugar que ocupada su corazón dentro de su pecho se
hubiera hecho más pequeño de golpe, y dolía.
—Está bien, yo tampoco quiero que lo hagas —dijo con un tono más
bajo y frío del que le hubiera gustado, conteniendo las ganas de salir
corriendo. Luffy volvió a sonreír en su dirección, pero él ya no le miraba, no
podía alzar la vista.
—Tengo un motivo.
—No necesitas explicar… —respondió recuperando un poco la
compostura.
—Pero quiero hacerlo, Law, ¿me escucharás? —Preguntó ladeando un
poco su cabeza. Y no, Law no quería escuchar, no quería escuchar sus palabras
porque estaba aterrado. Le aterraba la idea de oír a Luffy diciéndole que no
quería estar más con él.
¿Quién querría? Eres un omega que actúa como un alfa, un omega que
no se somete y que no desea tener hijos. ¿Quién iba a querer un dolor de cabeza
de ese tamaño como pareja? Se regañó mentalmente mientras sentía que el mundo
se hacía cada vez más pequeño alrededor.
Nuevamente sintió la necesidad salir corriendo, pero ¿qué ganaría
haciendo algo así?, no, él se quedaría a hacerle frente a lo que sea que Luffy
tuviera para decir, él no era un cobarde. Así que se quedó, volvió a acomodarse
en el risco, respiró y miró a Luffy de frente. “Te escucho”, le dijo con toda
la calma que logró reunir.
—Te amo —partió Luffy—, te amo tanto, más de lo que he llegado a
amar a cualquier otra persona. Y no quiero hacerte daño —Law asintió en
silencio—. No quiero marcarte porque, no creo que sea correcto hacerlo.
—¿A qué te refieres?
—Me refiero a que… no quiero “¿cortarte las alas?”, no sé si es la
expresión correcta —Law le miró sorprendido.
—¿Qué?
—Siempre quise convertirme el rey de los piratas para ser le
hombre más libre sobre la tierra, y lo soy. Y soy inmensamente feliz siéndolo.
Es por eso que, el hecho de pensar que al marcarte te arrebataré parte de esa
libertad que con tanto fervor defiendo, yo… No puedo, no puedo hacerte eso.
Law quedó atónito ante las palabras de Luffy, ese hombre
despistado, ese hombre “infantil”, estaba siendo mucho más maduro que él.
Sonrió al darse cuenta de lo idiotas que estaban siendo, y su sonrisa se fue
ampliando hasta que soltó la primera carcajada.
Eran pocas las veces que Luffy le había visto reír de esa forma,
porque sí, Law sonreía mucho más que antes y era aún más notorio cuando estaban
a solas, pero oírle reír así era aún una novedad. Sonrió embobado pensando en
lo mucho que le gustaría oír esa risa más seguido.
Law se detuvo y le miró a los ojos, aun sonriendo —Somos un par de
imbéciles, Mugiwara-ya.
***
Bepo regresó
al banquete y se sentó al lado de Chopper. “¿Qué tal?”, preguntó el joven
médico después de terminar su jugo de mandarina.
—Se quedaron
conversando —dijo Bepo y se sirvió un poco de cerveza—, espero que puedan
resolverlo por si solos.
—Si no lo
hacen tendremos que hacer una intervención —agregó Nami cruzándose de piernas
para después empinarse una botella.
—Yo quiero
que sean felices, pero se sentirá horrible perder a nuestro capitán —dijo
Penguin un tanto cabizbajo.
—¿Perder a su
capitán? ¿de qué diablos hablas? —preguntó Zoro.
—Ya sabes
—agregó Shachi—. Law es el omega, él es quien debe seguir al alfa ¿no es así?
—Yo creo que
están supeeer equivocados, muchachos.
—Exacto,
Luffy jamás aceptaría algo como eso —volvió a hablar el espadachín.
—¿Pero
entonces cómo…? —preguntó Shachi de vuelta.
—Ellos lo
resolverán de alguna forma —dijo Robin con una sonrisa para después tomarse del
brazo de Franky.
—Robin tiene
razón, encontrarán la manera —agregó Sanji dejando otra bandeja con comida sobre la mesa
improvisada.
—Como sea,
nosotros solo aceptaremos la decisión que tomen —concluyó Bepo volviendo su
mirada hacia el risco, pero los capitanes ya no estaban ahí.
Continuará…>>




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