Viviré en tu memoria - Capítulo 10
***
El
tercer ciclo de quimio duraría también 4 semanas, pero sería más intensivo que el
segundo. Tendría una semana de descanso y volverían a aplicar el mismo método, y,
si todo salía bien, el tratamiento podría avanzar a la siguiente etapa.
Al
terminar la segunda semana se sentía igual de mal, o peor, que al final el ciclo
anterior. A pesar de los cuidados paliativos, la fatiga, el dolor de cabeza y
muscular ya se habían convertido en algo habitual de su día a día.
El
simple hecho de levantar un libro para leer se había convertido en un suplicio,
así que, su mayor distractor durante el encierro, ahora estaba limitado al
aguante que tuvieran los músculos de sus brazos, o bien, hasta que el dolor de
cabeza regresara obligándole a cerrar los ojos.
Y,
precisamente, así se encontraba cuando Kid llegó esa tarde durante la visita,
con los brazos algo entumecidos y un dolor de cabeza leve. Abrió los ojos al
escuchar la puerta y a pesar del cansancio le regaló una sonrisa. Kid se acercó
y acarició con cuidado su mejilla.
—¿Mucho
dolor?
—No
tanto —dijo sin poder evitar hacer una mueca al sentir un espasmo—. Auch… —Kid
suspiró y quitó el libro que tenía sobre el estómago.
—Gracias,
quería dejarlo sobre la mesa…
—¿Pero?
—Posiblemente
terminaría en el piso —Kid le sonrió detrás de la mascarilla y abrió el cajón
de la mesa de noche para sacar un gel analgésico tópico—, ¿me harás un masaje?
—Si,
¿por dónde comienzo, piernas o brazos? —Law lo pensó un segundo antes de
responder.
—Brazos,
definitivamente los brazos me duelen más —concluyó levantándolos levemente y
dejándolos caer con pereza sobre la camilla.
—¿Por
qué será? —preguntó Kid entornando los ojos.
—No
lo sé, me declaro inocente —Kid no pudo evitar reír ante sus ocurrencias y puso
un poco de gel en sus brazos—. Está frío.
—Debí
calentarlo un poco, lo siento —se disculpó para comenzar a masajear con
suavidad.
—No
lo dije como algo malo, que esté frío se siente bien, gracias —Kid le dio una
sonrisa y continuó recorriendo suavemente sus brazos con el gel.
—Le
consientes demasiado —soltó Marco entrando a la habitación. Kid se detuvo un
momento para saludarle como corresponde y luego prosiguió con su labor.
—¿Vienes
a drogarme otra vez? —preguntó Law con algo de fastidio.
—Prácticamente
te la pasas drogado todo el día, pero sí, a eso vengo —Marco revisó que el
suero estuviera pasando como corresponde a través de la vía y agregó los
medicamentos que correspondían según horario para aliviar los síntomas
desagradables—. Te he puesto un analgésico un poco más fuerte —Law asintió—. Y
en un rato más traerán tu comida. Por favor, come.
—No
te preocupes, se comerá todo —advirtió Kid. Porque siempre tenían el mismo
problema, su falta de apetito. Y no es que no le gustara la comida, era que,
además de las náuseas que sentía después de comer, y el dolor de estómago constante,
llevaba unos cuantos días con la garganta irritada.
—Abre
la boca —ordenó Marco y él hizo caso, usó un bajalenguas y una pequeña linterna
para echar un vistazo—, por lo menos no sé ve peor que ayer, pedí que te
trajeran comida fácil de digerir.
—Espero
que sea sopa y no papilla — sacó la lengua en señal de asco y después soltó un suspiro—. A
todo esto, ¿por qué viniste tú a hacer el trabajo de la enfermera?
—Créeme
que no lo haría si tuviera elección, pero no me queda de otra —Kid le miró
ladeando la cabeza en son de pregunta—. Amedrenta a los demás.
—Sólo
a los que no me caen bien.
—Pues
parece que nadie le cae bien —Kid le miró con reproche—, los únicos que podemos
con él somos, Chopper, Kureha y yo.
—¿Chopper?
—preguntó Kid con sorpresa.
—Oh
sí, no sabes lo severo que puede llegar a ser, sobre todo, con aquellos que no
siguen sus órdenes al pie de la letra, y él será el que tome el turno de noche
hoy, así que puedo retirarme tranquilo —finalizó con una sonrisa.
Se
despidieron y Marco se retiró tan rápido como llegó. Kid le llamó la atención a
Law por hacer más dificultoso el trabajo de sus amigos —Sé que te divierte
sacarles de quicio, pero busca otra cosa con la que entretenerte y deja de ser
un mal paciente, tú mismo reclamas cuando tienes pacientes complicados —Law le
miró frunciendo el ceño.
—Bueno,
ahora entiendo por qué van de amargados, y tú me quieres quitar lo único
divertido que me queda en este lugar —Kid negó ante su cabezonería.
—Promete
que te portarás bien el tiempo que te queda aquí —se sostuvieron la mirada unos
segundos y Law fue el primero en desviarla.
—Está
bien, tú ganas. Dejaré de “amedrentar” a la gente.
Minutos
después la auxiliar de turno entró con su cena, un tanto cohibida, Law suspiró
para luego darle una sonrisa y ella sonrió de vuelta, le acercó la bandeja y él
agradeció que fuera sopa de pollo con arroz.
Kid
sonrió al ver que por lo menos lo estaba intentando y se aseguró de que comiera
toda su comida antes de retirarse a descansar.
***
Al
día siguiente, entendiendo que cada vez sería más difícil para Law sostener
esos pesados libros entre sus manos, le regaló un e-Reader. El médico lo miró
con algo de reticencia, pero le alegró ver que Kid había escogido uno de tinta
electrónica a color que no emitía luz.
—Es…,
es grandioso, gracias —dijo mirándole con cariño—. Escogiste uno perfecto.
—Bueno,
en realidad me ayudaron a escogerlo…
—¿En
serio?
—Si,
hoy salí en el horario de almuerzo a dar una vuelta por el centro comercial y
me encontré con tu ex —Law le miró con suspicacia y Kid le ignoró para
continuar con su relato—, se me ocurrió invitarle a almorzar porque aún me
siento en deuda con él. Me dijo que no aceptaría que pagara por su comida, pero
que sí le parecía buena idea que fuéramos a comer juntos para platicar. Durante
la comida le comenté que te costaba levantar tus libros debido a la fatiga
muscular y me recomendó una de estas cosas, yo no tenía idea de cuál comprar,
así que me acompañó a la tienda y me ayudó a elegirlo. Es un sujeto agradable.
—Supongo
que eso es bueno…, por lo menos se están llevando bien.
—Te
lo dije, soy un hombre encantador —dijo con su típica autosuficiencia.
—Sí,
sólo no seas “demasiado” encantador ¿quieres?
—¿Celoso?
—preguntó sin poder evitar sonreír con satisfacción.
—¿De
que salieran a comer y después se fueran de compras como dos viejos amigos? No
¿Cómo se te ocurre? —soltó con sarcasmo y Kid se carcajeó. Law no pudo evitar
sonreír al oírle—. Pero bueno, hablando en serio, de verdad me alegra mucho saber
que se están llevando bien.
—¿Eso
quiere decir que si pensarás en mi propuesta?
—¿Cuál
propuesta? —preguntó algo confundido.
—El
trío —Law le analizó con la mirada.
—No
sé si bromeas o no.
—Claro
que sí —soltó aún divertido al ver su expresión—, no soportaría ver a alguien
más tocándote como yo lo hago.
—Oh
rayos, ya me estaba haciendo ilusiones —dijo con pesar y Kid frunció el ceño.
—No
hablas en serio —aseguró sin estar completamente seguro.
—¿Por
qué no? Me sonaba a una experiencia… ¿interesante?, creo que esa es la palabra
que busco —el pánico que reflejaba Kid logró sacarle de su papel y comenzó a
reír—. Por todos los cielos, deberías mirarte a un espejo.
—Ja,
ja, ja. Muy gracioso.
—Tú
empezaste.
—Sí,
supongo que me lo merezco —aceptó tomando asiento en el sofá, se recargó, soltó
un suspiro y cerró sus ojos unos segundos.
Estaba
cansado, el trabajo en el taller había aumentado debido a los nuevos contratos
y estaba en búsqueda de más personal, así que además de su trabajo diario tenía
que hacer las entrevistas para los nuevos integrantes del equipo. Eso, sumado a
la preocupación constante por su novio y las visitas al hospital, le estaba pasando
la cuenta.
Law
lo sabía, podía notar el cansancio en sus ojos, así que no dijo nada cuando el
pelirrojo se quedó dormido, y cuando la auxiliar de turno entró a la habitación
con su cena, le pidió que no le despertara. Ella, comprendiendo que el pobre
chico debía estar exhausto, y considerando que quien le pedía el favor era un
superior, no objetó, pero si le informó a su jefatura directa.
Una
hora más tarde, Kid abrió los ojos sintiéndose algo desorientado.
—¿Dormiste
bien? —preguntó Law con una sonrisa.
—Lo
siento —dijo mientras se restregaba los ojos con las manos y soltaba un
bostezo—, no sé en qué momento me quedé dormido.
—No
importa, estás cansado, es normal que te duermas si te relajas un rato —le
ofreció una botella con agua.
—Gracias
—dijo tomando la botella—, ¿de dónde la sacaste? —“Penguin” respondió alzando
los hombros—, ¿Cómo es que no los escuché? —preguntó más para sí mismo que para
Law.
—¿Has
tenido mucho trabajo en el taller?
—Si,
¿recuerdas que Ace nos comentó que la empresa para la que trabaja abriría una
licitación para mantenimiento? —Law asintió— pues, la ganamos, igual que la
anterior. Nos lo notificaron hace unos días, así que abrimos un par de vacantes
más y he estado entrevistando gente.
—Oye,
esa es una excelente noticia, ¿por qué no me lo dijiste antes?
Kid
alzó los hombros quitándole importancia —creo que solo se me pasó, además, lo
último que quiero es venir y hablar de mi trabajo. Más que nunca necesito
vacaciones, unas largas vacaciones.
—Bueno,
me alegra saber que las cosas van bien en el taller y, por otro lado, solo
piensa en lo maravilloso que será embarcarnos en ese crucero cuando todo esto
termine.
—No
sabes cuánto lo ansío.
—Oh,
créeme que si lo sé.
Conversaron
un rato más y Kid se retiró sin muchas ganas, llegar al departamento solo le
resultaba deprimente, pero trataba de mantener su actitud positiva repitiéndose
que ese trago amargo solo era momentáneo.
***
La
semana de descanso llegó y al fin pudo regresar a su departamento, se
sorprendió al ver todos los cuadros que Kid había pintado en su ausencia —Te
vas superando con esto de la pintura. Me encantan —dijo después de echarles un
vistazo a todas las pinturas.
—Me
alegra que sean de tu agrado, los que más te gusten serán para ti —Law le
sonrió y besó su mejilla en forma de agradecimiento—. Ahora vamos, a la cama.
—¿De
verdad? acabo de llegar del hospital ¿y ya quieres que me meta a la cama de
nuevo? —Kid asintió con una sonrisa que decía “no acepto quejas” y le tomó de
los hombros para encaminarle a la habitación—. No es justo.
—La
vida no lo es, cariño, la vida no lo es —Law resopló y comenzó a quitarse la
ropa. Sus movimientos eran lentos y pausados. Kid le preguntó si necesitaba
ayuda, pero le dijo que no era necesario, que podía hacerlo solo. Así que se
limitó a sacar uno de sus pijamas del armario y acercárselo.
Hace
mucho que no le veía sin ropa, así que se sorprendió al ver lo delgado y pálido
que estaba en realidad —te hace falta un poco de sol.
—Además
de glóbulos rojos en la sangre —dijo riendo.
A
pesar de todo, el hecho de que Law estuviera de buen humor le traía algo de
paz, y gracias a eso no terminaba por caer en una crisis nerviosa, a pesar de
que estaba a un paso de pedir también una hora con un psicólogo.
—Me
llevaré algunos de esos cuadros al hospital para ponerlos en mi oficina cuando
vuelva a trabajar, porque ya tengo 3 en mi estudio y en la sala no queda
espacio para colgar más —dijo Law al terminar de ponerse su pijama. Kid le
sonrió desde la puerta—, ¿harás más?
—Sí,
pero debo ir a comprar pintura. Ya se me acabó.
—¿Qué
harás con ellos después?
—Ni
idea, ¿regalarlos para navidad?, podría ser una opción, aunque no es como que
los brutos de mis amigos sepan mucho de arte —dijo pensativo para luego sacudir
su cabeza—, como sea, tendremos tiempo para decidir eso después. ¿Qué quieres
hacer ahora?
—No
puedo hacer lo que realmente me gustaría hacer ahora, así que... ¿vemos una
película?
—Ok,
escógela mientras preparo algo de comer.
—¿Y
si mejor te quedas a escogerla conmigo y pedimos algo a domicilio? —Kid lo
pensó unos segundos y terminó por acceder, cambió rápido su ropa por algo más rejalado
y se acomodó a su lado en la cama.
***
El
fin de semana pasó sin inconvenientes, y el lunes en la mañana Zoro le escribió
a Law para preguntarle si podía pasar a verle más tarde, Law le dijo que no
había ningún problema y le informó a Kid que Zoro iría de visita.
—Oh,
Genial —dijo con cara de alivio y Law le miró sin entender—. Killer me llamó
porque necesita que vaya a ver unos temas que quedaron pendientes, soy el único
que maneja bien la información que necesita y el muy idiota no entiende mis
indicaciones por teléfono. Maggi fue a visitar a Lily y no volverá hasta el
viernes, así que estaba calentándome la cabeza pensando que tendría que dejarte
solo, pero si viene Zoro no estarás solo y yo podré salir más tranquilo.
—Hombre,
respira —dijo riendo—. Tendrías que haberme dicho que estabas preocupado por
eso —Kid le miró con cara de disculpa—. No tienes que guardarte las cosas, no
es bueno.
—Está
bien, no lo volveré a hacer —prometió—. ¿A qué hora va a llegar?
—No
le pregunté, dame un minuto —Marcó el teléfono y esperó unos segundos para que
Zoro respondiera—. Hola, Zoro-ya.
—Hola
Law, no esperaba que me llamaras.
—Sí,
no pensaba hacerlo, pero Kid quiere saber a qué hora llegarás.
—¿Por
qué, tienen planes? Si es así puedo ir otro día.
—No,
no es eso. Kid tiene que salir y no quiere que me quede solo, así que esperará
a que llegues para irse.
Zoro
sonrió y miró la hora —Vale, termino lo que estoy haciendo y me voy para allá,
llegaré en unos 40 minutos, más o menos.
—Ok.
Te esperamos entonces —se despidieron y cortaron la llamada—. Llegará en unos
40 minutos más o menos —le informó a Kid.
Pasado
el tiempo indicado sonó el timbre y Kid abrió la puerta. Saludo a ambos y el
pelirrojo le dio las gracias por llegar tan rápido. Le dijo que el almuerzo ya
estaba listo en la cocina y que él trataría de llegar lo más rápido posible.
—Tranquilo,
no tengo nada que hacer durante la tarde, así que ve con calma que no me moveré
de aquí —Kid volvió a agradecer, se despidió de Law y se marchó—, y ¿Cómo te
has sentido? —preguntó cuando por fin se quedaron a solas.
—Ratos
bien, ratos mal, va fluctuando durante el día, lo peor es en las mañanas, al
despertar y en las noches antes de dormir.
—Por
lo menos se nota que estás durmiendo mejor —Law sonrió, era verdad, hace ya
varias semanas que no tenía problemas para dormir. En parte porque los
medicamentos le tenían medio atontado y, por otro lado, la terapia psicológica
si estaba funcionando.
—Pensé
mucho en lo que dijiste la última vez que viniste.
—¿Hablaste
con Kid?
—No,
o sea, si y no, le dije que necesitaba terapia psicológica porque el encierro
en el hospital me sobrepasó, pero no le dije lo de las pesadillas y eso…,
realmente ya tiene suficiente con mi enfermedad.
—Bueno,
eso es verdad —Zoro miró a su alrededor—. ¿Por qué tienen tantos cuadros? —preguntó
con extrañeza y Law comenzó a reír.
—Es
el hobby de Kid —Zoro se puso de pie y se acercó al rincón donde estaban
apilados los telares. “¿Puedo?” preguntó—. Adelante.
Así
pasaron un buen rato, viendo los cuadros y conversando de la vida. Zoro le
contó que ya había ido a hacer el proceso de extracción de células, Law le
reclamó por no haberle contado antes y él le restó importancia. Un par de horas
más tarde almorzaron lo que Kid preparó y Zoro se sorprendió por el buen sabor
de la comida.
—Te
sacaste la lotería con él ¿lo sabes verdad?
—Sí,
lo sé —dijo sonriendo y Zoro notó el amor reflejado en su mirada. En
definitiva, Kid era mejor que él en todo, o por lo menos así se veía en su
cabeza, y aunque le dolía aceptarlo, también le traía calma y le alegraba saber
que Law estaba con alguien que le amaba, alguien que prácticamente se desvivía
por verle feliz.
Terminaron
de comer y tomó las cosas que ensuciaron para lavarlas, Law quería ayudar, pero
le dijo que no era necesario —Estoy aquí para cuidarte, así que ve y has algo
que no requiera de mucho esfuerzo.
—Bueno,
por lo menos tú no me mandas de plano a “descasar” —Zoro no pudo evitar reír al
imaginar que eso era lo que Kid le enviaba a hacer cuando estaba en casa—, es
lo único que hago últimamente —se lamentó—. Estaré en el balcón —le avisó—,
quiero tomar un poco de aire.
—Vale,
luego te alcanzo, prepararé un poco de té helado —“ok” dijo Law como respuesta.
Minutos
más tarde le alcanzó en el balcón llevando consigo dos vasos de té. Law estaba
sentado dándole la espalda al balcón, su cabeza estaba apoyada en la baranda de
vidrio mientras sentía la brisa fría contra su piel.
—¿Te
sientes bien? —le preguntó al ver sus mejillas un tanto sonrojadas.
—Sólo
me siento un poco sofocado —cerró los ojos y Zoro tocó su mejilla, bajó la
misma mano hacia el cuello y después la llevó hasta su frente—, tienes las
manos frías…, se siente bien.
Zoro
frunció el ceño, sus manos de por sí eran heladas y acababa de lavar los platos
con agua fría porque estaban en pleno verano y hacía un calor de los mil
demonios, bufó y decidió posar sus labios en la frente de Law —Law, tu piel se
siente muy caliente ¿El termómetro está en el botiquín del baño?
Abrió
sus ojos con algo de dificultad y notó la mirada preocupada de Zoro, volvió a
cerrar sus ojos y sacudió un poco su cabeza. Zoro se agachó para quedar a su
altura, le afirmó la cabeza con ambas manos y Law se tomó de sus muñecas —Ey,
Law—, le llamó sin recibir respuesta— Law, por favor, espabila.
Law
se inclinó un poco hacia adelante, se apoyó en el hombro de Zoro y respiró de
forma pausada —Lo siento, Zoro-ya, creo que tendrás que llevarme al hospital.
***
Había
olvidado su portafolios en casa y tuvo que regresar por él de una carrera. Se
detuvo en uno de los estacionamientos que estaban frente al edificio, bajó del
vehículo y por inercia miró hacia su departamento.
Sintió
que el corazón se le apretaba en el pecho y un nudo se formaba en su garganta,
definitivamente sus ojos tenían que estarle jugando una mala pasada.
Continuará…>>




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