El puesto del vigía
Resumen: Después de la batalla de Dressrosa, Law necesita un tiempo a
solas, tiempo que termina compartido con el futuro mejor espadachín del mundo.
Advertencias: +18 – NSFW
Aclaraciones: Los personajes utilizados en esta historia pertenecen a Eiichirō
Oda; Texto sin fines de lucro. One Shot.
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El Puesto del Vigía
Law fue el primero en retirarse del gran banquete que se celebraba
por la nueva alianza pirata de los Mugiwaras luego de su triunfo en Dressrosa.
No era que no quisiera compartir con el resto, pero tenía tantas
cosas que digerir que el barullo se le antojaba algo desagradable en ese
momento, por lo que prefirió aislarse en la cofa con el pretexto de que era
necesario que alguien estuviera sobrio y vigilante ante cualquier eventualidad.
Subió, se sentó con su típica pose de reposo y dejó su mente
divagar. Pensó en lo que se avecinaba, en sus amigos esperándole en Zou y en
los acontecimientos que se habían llevado a cabo hace algunos días atrás. Éste
era su primer momento a solas desde que todo había terminado, desde que habían
vencido a Doflamingo.
No estaba soñando, realmente Mugiwara había vencido a Doflamingo,
al fin se había concretado la venganza que llevaba planeando durante tanto
tiempo, al fin había terminado esa parte que se le hacía tan complicada en su
travesía, entonces, ¿Por qué si las cosas estaban resultando bien se sentía tan
desanimado?, ¿Por qué la venganza no le había dado la paz que necesitaba?, ¿Por
qué se sentía tan vacío?
Ya sabía la respuesta a esas preguntas, en el fondo siempre supo
que a pesar de lograr su cometido jamás llegaría a sentirse satisfecho, porque
él jamás volvería a decirle “te amo” con esa estúpida sonrisa horrorosa.
No se consideraba alguien sentimental, la vida le había golpeado
fuerte, se había vuelto una persona dura gracias a eso, pero en ese momento, la
quietud de la noche le hacía sentirse vulnerable, sentía esa soledad abrumadora
que le había acompañado por tanto tiempo luego de la muerte de Corazón, a pesar
de tener compañía.
Pasó saliva con un poco de dificultad debido al nudo que se formó
en su garganta, tenía unas tremendas ganas de gritar y sacar esa frustración de
su interior, pero no podía, no con todos celebrando abajo. Así que, como de
costumbre, en completo silencio, dejó salir un par de lágrimas.
***
La celebración había sido estupenda, no recordaba cuantas veces
había brindado, solo sabía que bebió sake casi hasta reventar y que ahora
necesitaba un descanso. Se puso de pie y se estiro haciendo crujir los huesos
de su espalda.
La mayoría ya se encontraba al mundo de los sueños en algún lugar
de la cubierta, por suerte esa noche el clima era cálido. Decidió buscar un
lugar más tranquilo para dormir, miró hacia la cofa y esbozó una sonrisa, nadie
le molestaría ahí hasta el amanecer. Y así, feliz y ebrio, subió hasta el lugar
escogido.
—¿Law? —preguntó con extrañeza al ver al joven médico, no esperaba
encontrar a nadie ahí arriba, ya que cuando Law informó sus intenciones de
quedarse en el puesto del vigilante él iba por su tercera jarra de saque y no
prestaba atención a su alrededor.
El aludido le observó con genuina sorpresa, y acto seguido, escondió
el rostro entre sus piernas con algo de pánico, no había parado de llorar desde
que había llegado ahí arriba y sus ojos hinchados no era algo que quería
mostrarle a otra persona.
Zoro, al notar que algo no iba bien, apreció como bajaba la sensación
de embriaguez en su cuerpo y con algo de resignación terminó por entrar a la
cofa junto con Law.
—Así que… el capitán de los piratas corazón no bebe para celebrar.
Law tragó saliva para remojar un poco su seca garganta, y sin
levantar la vista respondió —Solo no tenía ganas de hacerlo.
—Mmm… —Zoro guardó silencio unos segundos, no eran amigos, casi no
se conocían, solo estaban juntos debido a la cabezonería de su capitán, así que
no tenía por qué preocuparse por él, o por lo menos eso fue lo que se dijo así
mismo antes de hacer lo contrario. Soltó un suspiro. —No soy bueno para hablar,
pero soy un buen oyente—, Law alzó un poco su cabeza, solo lo suficiente para
poder verle sin revelar su rostro. —Quiero decir que, entiendo que no estás con
ninguno de tus camaradas y que tal vez en este barco no haya nadie con quien
sientas la confianza de conversar de lo que sea que te ocurre, y sinceramente a
mí no tendría por qué interesarme, pero ahora eres alguien importante para
Luffy, y si a él le importas a mí también. Así que, si necesitas decir algo, yo
puedo escucharte y luego, si quieres, pretender que esto nunca ocurrió, ¿qué dices?
—Preguntó sentándose a su lado sin llegar a tener contacto.
Law proceso las palabras del espadachín y esbozó una leve sonrisa
—Eres alguien amable Zoro-ya. —Cubrió sus ojos con su gorro y se echó hacia
atrás recargándose en la madera. —La verdad es que hay demasiadas cosas en mi
cabeza en este minuto. No quisiera aburrirte con la triste historia de mi vida.
—Pruébame. —Respondió recargándose también en la madera y alzó su
cabeza para mirar el cielo despejado, que esa noche se iluminaba con cientos de
estrellas.
Law meditó las posibilidades, ¿sería bueno desahogarse con él?,
Zoro era prácticamente un desconocido, pero se sentía extrañamente cómodo con
su presencia. —Si no quieres igual está bien, puedo retirarme y dejarte solo, si
es lo que deseas…
—Provengo de Flevance, un país del North Blue… —Zoro sonrió y
comenzó a prestar atención al relato. Law le habló de su familia, de cómo lo
perdió todo y a todos. Le habló de sus inexistentes ganas de vivir y de cómo
eso lo había llevado a servir a Doflamingo. Con dificultad, le habló de
Corazón, de su viaje con él, de cómo le había salvado la vida y de lo mucho que
extrañaba su presencia. Relatar su vida siempre era algo doloroso, y jamás
pensó que se llegaría a sentir tan bien al desahogarse con el espadachín de los
Mugiwara. Contarle las inquietudes que rondaban su cabeza, y el vacío que
sentía en su pecho. Tomó una bocanada de aire, sintiendo que se quitaba un gran
peso de encima.
—Él no solo salvó tu vida —dijo Zoro con una suave sonrisa—, también
te hizo una mejor persona. —Law alzó la vista, asombrado por las palabras del
espadachín, la hinchazón de sus ojos casi se había esfumado, pero aún quedaban
rastros de irritación. —Y por la forma en que le describes, creo que él estaría
feliz de ver el hombre en el que te has convertido.
Law sintió como algo cálido se formaba en el lugar donde
anteriormente sentía ese desagradable vacío, pensar de esa forma en Corazón era
satisfactorio, y un sentimiento de calma reemplazó la tristeza que había
sentido durante las últimas horas.
Sin poder evitarlo, sus labios se curvaron, formando la sonrisa
más grande que había esbozado en mucho tiempo. —Gracias Zoro-ya.
Zoro miró con asombro la sonrisa de Law, de todo el tiempo que lo
conocía jamás le había visto sonreír de forma tan amplia y feliz. Se sintió
bien saber que, en parte, él mismo había ayudado a provocarla —Deberías sonreír
más, te sienta bien.
—No es algo que venga conmigo en realidad. —Respondió quitándole
importancia.
—Entonces me alegra tener la oportunidad de presenciarlo. —Law
parpadeó un par de veces, ¿Zoro-ya le estaba coqueteando?, no, claro que no.
—Si no fueras tú pensaría que estas coqueteando conmigo. —Se
aventuró, soltando una suave carcajada.
—Y… ¿Eso estaría mal para ti? —Preguntó con cautela. Law se
sorprendió de lo atrevida que le pareció la pregunta.
—No, no mal. Pero me haría pensar que, algo anda mal o que estás
muy ebrio. —Respondió un tanto divertido.
Zoro soltó una carcajada —Bueno, en realidad no te equivocas, estoy
ebrio. Ebrio y feliz, solo me hacía falta buena compañía, y creo que logré
encontrarla sin bajar del barco. Claro, solo si tú quieres ser mi compañía de
esta noche.
—Mmm… Así que ¿te van los encuentros furtivos de una noche? —preguntó
Law mientras se incorporaba un poco para acercarse.
—Claro que sí. Te diviertes, te quitas el estrés y nadie sale
lastimado. —Respondió Zoro con una sensual sonrisa mientras seguía con su
mirada los movimientos de Law —Eso es lo mejor, ¿no crees?
—Sí, si lo hago. —Law terminó por romper la distancia que los
separaba y posó sus labios sobre los de Zoro, quién respondió al instante con
la fiereza que le caracterizaba.
Zoro metió sus manos bajo la camisa de Law, y al sentir los
vendajes que aún cubrían su cuerpo se detuvo. —Estoy ebrio, feliz y ahora, muy
caliente, pero no soy un imbécil. Aún no te recuperas del todo, Law, no quiero
ser el culpable de que se abran tus heridas.
—Eso debiste pensarlo antes de insinuarte, ahora no podrás dejarme
tan fácilmente, Zoro-ya —respondió Law mientras se acomodaba a horcajadas sobre
él—, solo sé un poco gentil —pidió con una sonrisa algo perversa.
—Esa sonrisa si es más de tu estilo —le tomó de la cadera y le
recorrió el cuello, de forma lasciva, con la lengua—. Trataré de ser gentil
entonces.
El cuerpo de Law se estremeció por el placer que le causó esa acción
y soltó un sonoro jadeo mientras apretaba con sus manos la espalda del
espadachín. Hacía mucho que no estaba con alguien y definitivamente echaba de
menos esas sensaciones.
Poco a poco, entre caricias, se fueron quitando la ropa. Zoro
recorrió con delicadeza el cuerpo de Law, sacándole uno que otro jadeo en el
proceso —Desearía poder verte sin estos vendajes— agregó mientras terminaba de
descender hasta el miembro de Law, que a esta altura ya se encontraba
totalmente erguido, para meterlo lenta y tortuosamente dentro de su boca.
—Si quieres podemos, oh cielos…, podemos repetir en otro momento. —Logró
articular como respuesta mientras se retorcía de placer.
Zoro sabía bien lo que hacía con su boca y sus manos, y Law,
agradeció internamente a quien quiera que haya sido su maestro en estas artes.
—Z…Zoro-ya, si sigues así no duraré mucho más…
Se sintió alagado por las palabras de Law, eso quería decir que
estaba haciendo un buen trabajo, así que, continuó atendiendo el órgano de su
compañero, mientras introducía un par de dedos en su interior.
A los pocos minutos, Law, sintió como el orgasmo llegaba en forma
de espasmos a todo su cuerpo.
Zoro sacó el miembro de su boca y comenzó a masturbarle sin dejar
de simular penetraciones con su otra mano, se pasó la lengua por los labios
quitando los restos que habían quedado —¿Qué pose crees que sería la menos
incómoda para ti en este minuto? —Preguntó sin un ápice de vergüenza,
disfrutando la expresión de placer que tenía el rostro de Law.
—La que sea, me da igual, solo métemela ya… —Suplicó entre jadeos.
Zoro sonrió divertido, le encantó oír la profunda voz de Law
suplicando por más placer. Le levantó un poco las piernas y se introdujo
lentamente hasta llegar al fondo.
El tener que contener la fuerza en sus embestidas le estaba
volviendo loco, pero prometió ser gentil y cumpliría. —Puedes ir más rápido si
deseas —soltó Law casi como un suspiro.
—¿Podrás soportarlo? —preguntó con algo de duda y Law le sonrió de
vuelta con socarronería.
—¿Por quién me tomas, Zoro-ya? —Zoro, complacido por la respuesta,
aumentó el ritmo de las embestidas. Se inclinó hacia adelante y tomó los labios
de Law para besarle mientras se derramaba en su interior.
Permanecieron un rato en la misma posición mientras recuperaban el
aliento.
—Eso…, eso estuvo bien. —soltó Law con sus ojos cerrados,
intentando regularizar su respiración.
—Cuando tus heridas hayan sanado por completo será aún mejor —se
echó hacia atrás para salir del interior de Law, quien sintió como el líquido
espeso comenzaba a escurrir por sus glúteos—, entonces no pienso contenerme.
Law.
Law no pudo evitar reír despacio. —Agradezco la advertencia, Zoro-ya
—se incorporó un poco apoyándose en sus codos—. Creo que ahora necesito un
baño.
Zoro soltó un bufido —Si estuviéramos en el Sunny podríamos seguir
en las duchas. O podríamos haberlo hecho en el gimnasio, ese si es un buen
lugar para coger.
—Bueno, pasaremos juntos una buena cantidad de tiempo, creo que
podrás mostrarme el gimnasio del barco en algún momento.
—Dalo por hecho —soltó con una enorme sonrisa de satisfacción.
Después de ducharse ninguno tenía ganas de dormir, así que ambos
regresaron a la cofa con un par de jarras de sake para seguir celebrando.
***
En la mañana, después de recorrer todo el barco, Luffy, encontró a
su segundo al mando dormido, hombro con hombro, al lado de Torao. Vio las
jarras vacías esparcidas y sonrió para después bajar a cubierta.
—Luffy-Sempai, ¿Están allá arriba? —Preguntó Bartolomeo y Luffy
asintió.
—Parece que su noche fue más larga que la nuestra —dijo Luffy con
una gran sonrisa—, así que les dejaremos dormir un poco más. ¿De acuerdo?
—¡Como usted ordene Luffy Sempai!
Luffy echó un último vistazo hacia arriba sin dejar de sonreír. Le
alegraba que, a pesar de todo, sus nakamas tuvieran la oportunidad de pasar
buenos momentos.
Fin.


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